El mundo es estable como está, porque las fuerzas actuantes lo han llevado hasta ahí. Es una estabilidad dinámica, presenta cambios imperceptibles y a veces se revoluciona, para bien o para mal. Por ejemplo un globo, cuando lo vemos como observadores, tiene una estructura reconocible y bastante duradera, parece como que no pasa nada, pero si pudiéramos ver las partículas en su interior, no están nada quietas, corren como locas de un lado para otro. ¿Cómo es posible que se estabilice en algo como un globo? Resulta que todas las acciones en su interior se equilibran entre sí, para dar como resultado “el globo”.
Pero no es eterno, si lo dejamos un tiempo iría cambiando y también puede sufrir un cambio abrupto, explotar, como predice la teoría de las catástrofes y su estructura cruzaría un umbral de no retorno, sería un cambio irreversible.
Volviendo al orden mundial, estaríamos hablando de otro globo, terrestre, en el cual hay un orden resultante de todas las fuerzas actuantes. Cómo observadores podemos reconocer una estructura, una distribución de recursos, de población, de territorios, de culturas, religiones, etc. Todo eso tiene un orden que viene sufriendo cambios, adaptaciones y a veces se revoluciona.
En ese orden se encuentra la sociedad con unas relaciones de poder que mantienen la estabilidad pero evoluciona en alguna dirección. La modernidad prometía movilidad social, sin embargo aún en los países con educación pública y gratuita, son excepcionales los ascensos en la escala social.
Tanto en países capitalistas como en las experiencias comunistas, en las dictaduras, monarquías y gobiernos de todo tipo, las personas conservan el sector en que nacen, como si hubiera castas no reconocidas, autónomas, resultado de redes de amistad y familiares duraderas, aún luego de períodos revolucionarios.
Entonces no es tan importante éste o aquel discurso que describa el orden sino el orden que está por debajo de las descripciones y que nos atraviesa.
Cada uno de nosotros ocupa un lugar en esa relación de fuerza y haciendo lo que hace contribuye a mantener el orden, incluso cuando se manifiesta antisistema es parte del orden.
Cualquiera que prometa cambiar el orden, estaría sobrevalorando sus competencias, porque nadie tiene el control del orden, es un resultado sin proyecto, solo sucede. Cualquier plan o intervención, inmediatamente sería compensado por todo el globo, que se adaptaría para conservar el orden. Se llama homeostasis.
Todos nos estamos esforzando por destacar, por mejorar nuestra posición y la puja es muy importante porque mantiene la energía dentro del globo. Cuando vemos recomendaciones de coaching o las basadas en casos de éxito y las seguimos estamos proveyendo de energía al sistema y es probable que esas conductas sean necesarias pero no alcancen a promovernos si no se presenta una oportunidad en nuestra red de amistad, generalmente casual, irrepetible, sobre la que nadie tiene control.
Si no nos gusta el orden como está, podemos hacer algo. Todas las acciones se equilibran entre sí, pero algunas pueden tener consecuencias globales. De todo lo que hacemos puede haber algo que sea diferente en su relación con lo global, algunos lo llaman puntos de apalancamiento, efecto mariposa, reacción en cadena, efecto dominó, etc. Esos puntos existen perdidos entre todo lo que hacemos, ése ocultamiento de todo con todo, sostiene el orden, si fueran evidentes el sistema estaría en permanente revolución.
Jugar puede ser un método para descubrir esos puntos. Hay ciencias que trabajan con modelos de simulación y teorías al respecto, teoría de sistemas, teoría de la comunicación, de la evolución, del caos, de las catástrofes, fractales, teoría de juegos, etc, Aludimos a ellas como Teorías de la complejidad y son más inductivas que deductivas, es decir surgen de observaciones y no de leyes.
A partir de jugar, contando historias, se pueden desenrollar los relatos en sus fuerzas componentes y probar, en una simulación, si el resultado mejora el mundo o lo empeora. Hay mucha gente trabajando en eso. Te interesaría jugar, es gratis y el protagonista sos vos. <>
sorgentini 